ArlequínFASHION DEAD |
Su espíritu de niña traviesa me atravesó el alma y otras cavidades interinas, un cuajo de sangre circense en su nariz, como una máscara me oculto su rostro. Parecía una monita a cuerdas dando giros locos alrededor de la audiencia, debo admitirlo, se robó la película ese día con su muñeco de almohada y los dos moños que llevaba tomados en la testa. De primera me pareció un poco superficial y casi grotescamente infantil, debió ser que llevaba muy adentro las historias del coleto auspiciadas por el circo social. No tengo nada en contra de las fanfarreas, al contrario, las rutinas de clown me alegran la alegría de vivir y me río para no llorar.
Su espíritu es de otra estirpe, de otro linaje, eso lo puedo decir con toda seguridad. Aquel día bailaba al son de la irreverencia y el juego bizarro, cuando en uno de esos giros a diestra y a siniestra, sobre su cabeza cayó un pequeño haz de luz, como un rayo rojo, y un pequeño grito desesperado y agónico se escapó de su garganta profunda. ¡QUIERO MÁS Y MÁS Y MÁS...! Y le escuché decir para adentro, muy adentro !!!ésta nariz escarlata ya no llena mis ansias ni mis expectativas dionisiacas¡¡¡” y sentí sudar su pecho y crujir sus piernas por montones y chirridos y camastros, y escuche su respiración balbuciente, sentí su sexo florido floreciendo flores a raudales de lata y hojalata, más allá de la expectación que generaban sus actos y sus encantos.
La seguí con la mirada atentamente y paso tras paso, la vi perderse paulatinamente entre la multitud, dejando su atuendo de lado en una metamorfosis kafkiana y fue encontrando su senda a medida que se alejaba.
Su espíritu es de otra estirpe, de otro linaje, eso lo puedo decir con toda seguridad. Aquel día bailaba al son de la irreverencia y el juego bizarro, cuando en uno de esos giros a diestra y a siniestra, sobre su cabeza cayó un pequeño haz de luz, como un rayo rojo, y un pequeño grito desesperado y agónico se escapó de su garganta profunda. ¡QUIERO MÁS Y MÁS Y MÁS...! Y le escuché decir para adentro, muy adentro !!!ésta nariz escarlata ya no llena mis ansias ni mis expectativas dionisiacas¡¡¡” y sentí sudar su pecho y crujir sus piernas por montones y chirridos y camastros, y escuche su respiración balbuciente, sentí su sexo florido floreciendo flores a raudales de lata y hojalata, más allá de la expectación que generaban sus actos y sus encantos.
La seguí con la mirada atentamente y paso tras paso, la vi perderse paulatinamente entre la multitud, dejando su atuendo de lado en una metamorfosis kafkiana y fue encontrando su senda a medida que se alejaba.